sábado, 20 de octubre de 2007

Permeables.


El sol de las cinco de la tarde en la autovía
Llaman en El Prat al hombre que nunca estuvo allí
Los trenes que se pierden con desidia
Un suceso inexplicable como el polvo de ciruelas,
dispara las pupilas en un viaje con retorno
Guárdame los miedos del alma cansada
Fuerza mis muñecas de ávido de todo
Enseña tus créditos y rómpeme la cara
“Tuve ángeles” ayer, y hoy nada

Hay nuevos románticos en la cuneta
Desplazados del uso erróneo de los canales emocionales
Hijos de la permeabilidad más despiadada
Cuando el realismo es una responsabilidad,
todos los nuevos se precipitan al fondo
Hay salteadores de caminos
No salgas de noche o de día o sin mi
Hacen carrera contigo
Contesta si no es más cierto que pasaba por allí
Ando despistando entre mentes varadas
Amarrando mis enojos de torpe y nuevo recién llegado
Hay un asiento vacío y está ocupado
Es un regalo
Es un cuento
Es un sueño

Una chica se levanta de su sillón
Apila sus papeles y levanta su cabeza
Me dice que se va esta noche y que le encantan
“Qué como te quedas ahí parado”
“Qué como fuimos a habitar este absurdo”
“Es algo que te quería decir”
Considero la manera de no hacerte ningún daño
Voy a invocar al espíritu de mi abuelo o me quedo seco
No sé que pensará de este cachivache
Puede que me mande a cortar cañas
Puede que me sirva en bandeja por un recuerdo
Puede que me envíe a por esa chica

Explotan mis deseos a las seis de la mañana
Cientos de chispas crepitan en mi ojos
Un largo recorrido hasta la orilla más alejada de tu cuerpo
Una llamada en el aeropuerto
Veinte mil calles detrás de mi espalda,
caen hasta lo más negro de esa madriguera
Hay un búho
Hay una picaraza
Hay una madre erizo que cuida de sus hijos
Caen hasta que la tierra envuelta en raíces los frena
El mismo suelo que pise anoche,
cuando tú no estabas
Cuando no supe donde estabas
Cuando no quise saber donde
La onda expansiva aún me hace temblar
Considero la manera de no hacerte daño,
pero dime donde estás hoy

sábado, 6 de octubre de 2007

El entibo.


En la otra orilla caminas de prestado,
los segundos que te dejan son una ventana,
abierta de posibles y sueños arrastrados,
¿sabes cuanto queda hasta tu manzana?

Mi corazón de espirales está entibado,
vence desesperado como un salto de agua,
ajusta las vueltas de la palanca,
yace sólo entre el cemento y las arañas

No es una prueba de demolición controlada,
es un suspiro sucumbido bajo la herrumbre,
cuanto más aprietas a la canción fácil,
más lejos queda mi paz o tu casa

Mira, lanza una señal por debajo de la verja,
la recogeré con las manos limpias, ya sabes,
estaré faltando a mis principios como antes,
cuando no había nada por lo que entregarse

¿Me vas a dejar que deje de explicarme?
No tengo nada guardado, todo se sale,
todo se escapa por donde vino,
el mismo día que nos presentaron ya es distinto