domingo, 26 de octubre de 2008

Presente.


Soy un niño: una estrella solitaria que es un reflejo tuyo pintado en el cielo.
Está la hierva ondeando bajo el agua dulce y mis pies, hacedores de barro, van y vuelven, en un tránsito incansable y pleno de significado.

He venido aquí: el sitio donde tú estás.
Recogiendo y guardando todo lo que parecía de valor; brillando entre redes de ramas recortadas y hojas llenas de luz.

Lo he sabido ayer: no eran tantas cosas.
Lo que merecía más de una pena era un hilo fino de cuentas efímeras; gotas de lluvia, a través de las cuales, veo tus ojos en un salto atemporal y prometedor.

Tienes algo mío: no sé como ha sido.
Un aura, fuerte y entera como tú, frágil un día, batiendo carreras al otro; un estrecho y abrupto sendero aprendido hasta tus manos.

Eres una niña: un mapa de vida que es una palabra mía escrita aquí.

domingo, 23 de marzo de 2008

Little Blow Madalena.


Sonrío pero esto no es una broma. Han venido de nuevo los chicos y verdaderamente se lo están pasando bien. Estaba pensando que al tío grande vestido de blanco podíamos enviarlo a rematar un trabajo fino al consistorio. Todos me preguntan que si es alemán, ¿no han visto como sopla? Ha mamado Nueva Orleans, desde el último callejón del Valle hasta el primer salón de baile angelino. Tranquilo, hombre, deja de morderte las uñas, los muchachos no necesitan aflojarse la corbata. Están ensayado lo justo. Creo que lo llaman “economía de medios”. ¿Sabes de que te hablo? Son los dichosos genes, están ahí, apretando los dedos hasta que el peligro pasa y a otra cosa. Ya te digo, es una pulsación natural, no necesitan del apoyo de ninguna fanfarronada.

Observas, eso está bien. Es cierto, tiene un balanceo descreído hasta que hincha los carrillos y deja salir ese día jodido que ha tenido. Todos me dicen que de donde demonios ha salido. ¡Ah, amigo! el jefe sabe donde buscar. La inteligencia está en saber buscar y a veces, en que no te encuentren. ¿No te parece? Como ese otro, ¿qué si es judío? Yo que sé, eres antisemita o que. El tipo está ahí, donde le corresponde, yo no me preocuparía por sus inquietudes religiosas. Si te rompen la boca en lo último que vas a pensar es si está circuncidado. Mira, fíjate, como brilla cuando habla de volver a Sorrento. Esas cosas se llevan aquí, debajo de ese pañuelo de duelo. No me hables de patrias, de padres o de hierofantes, te explico algo serio y es que afortunadamente, la sangre siempre mancha cuando salpica. ¿Qué no?

Calla, calla,... Cuando llegue el momento quiero estar cubierto y no respirando barro por culpa de tus dudas. Por eso, voy a confiar en esos dos, ¿el fulano con pinta de español? Me refiero al del chaleco. Viene de la calle. Dale un bajo y te abre una puta discoteca. Puedes invitar también al niño, es habilidoso aporreando, tiene intereses en otros campos, sabe moverse solo. Ah, eso sí, yo no le ofendería con tus chistes racistas. Por cierto, hijo, maldita la gracia que me hacen. ¿Por qué no te callas de una vez? Puede que salgas de aquí con alguna lección aprendida. Y deja de hacerte el pachuco, eres... ¿cómo lo diría? ¿Una calamidad?. Pareces un federal recién salido de La Guardería.

Mira, ya esta aquí la logística. Sí, a mi también me parece un tipo muy simpático aunque la policía judicial no debe de pensar lo mismo. Ese aroma se llama "savoir-faire" y no es francés sino "argot". Anda, ahora que por fin te has callado, deja de respirar también, que viene el jefe. Dile que te imite a Marlon Brando pero no me vayas a abusar que ya te he dicho que aunque sonría no está para soportar tus ocurrencias. Se necesita alguien lo suficientemente listo para equilibrar todo la labor, el tiene esas maneras pero no te confundas. No es un fajador. Tampoco necesita pegar primero, le basta con hacer chasquear los dedos.

Sí, sí, así es... Oye, idiota, ya te he dicho quién es el jefe, atusa la corbata y empalma la raya. Tienes suerte de que los hermanos me hayan alegrado el día, cuando se disfruta de verdad y se respira esta hermandad se trasciende el trabajo bien hecho. Y eso se pega. Para tu fortuna se me han olvidado todos los pesares. Apaga la tele de una maldita vez o esa basura te succionará la última neurona que luce en tú cerebro. Venga, no pierdas tiempo, nos subimos ya, que la banda nos recoge en la calle Mayor. ¿Qué a que hora llegaremos a Las Vegas? Muchacho, de los Monegros a Nevada hay un paso cuando se va a mil hostias por hora. Tú balancéate y deja que los chicos manejen.

jueves, 20 de marzo de 2008

Cortesanos y conspiradores.


En este contexto fugaz en el que ni siquiera existiendo es gerundio, resulta harto complicado presentarse sin parecer pretencioso, desesperado o descerebrado, así que no me voy a exponer sino que me voy a ausentar escribiéndole estas breve misiva, urgente y manifiestamente comprometida. Hacer lo opuesto de lo que uno debe hacer no es fácil sino todo lo contrario, bien lo sabrá Usted, Señorita Rosada , suministradora del material del que se hacen los ideales y las encimeras, anfitriona de personalidades distinguidas y dueña de una cascada maravillosa o retahíla de pensamientos de papel.

Suyo,

un visitante de las tardes de agosto, atribulado, desorientado y (voluntariosamente) desmemoriado.

martes, 29 de enero de 2008

D.E.A.


Dulces estados alterados
desde las últimas tardes con frío
Hay muchos discos de almas acabadas
que hacen bandera de tus andares
Cuentan la vida que se merecen
Diminuta peana de crema y nata,
todas los regueros riman en mi sueño alucinado
Tus mismos gestos son salvajes aun sin coartada,
pequeños devastados por mis encuadres de plata
Dos piernas finas empujadas en pasos decimales,
vestigio vespertino de un pasillo de lino
El mismo pasaje que te anuncia
me dice adiós sin prometidas
Será ese el confín de mi descanso
o el señuelo loco de tu apeadero

La perla desencantada.


Fantasías nada más es lo que la ladrona de sueños desgranaba ante los ojos absortos del guerrero lormyriano que yacía en el suelo. La sangre manaba lenta, auspiciando unos suspiros mecidos en un último esfuerzo de conciencia. Paseaba en círculos frente al cuerpo inmóvil, teatralizando sus gestos hasta el paroxismo, sobreactuando no por voluntad sino por miedo a que se perdieran alguna de sus palabras y señas.

Hacía años que, tras una profunda y también severa reflexión sobre sí misma, había decidido compartir un pedazo de sus viajes con los moribundos. Lo recordaba todo y el único trabajo radicaba en la selección del fragmento. Un trozo de cristal arrojado sobre los ojos de un último deseo ardía en el interior de su cabeza hasta que lo compartía con alguien. Le daba la vida y se la quitaba poco a poco pues las reglas que regían las artes y procedimientos de su oficio eran muy rígidas y no permitían transmitirse sino era tras un riguroso ejercicio de examen del potencial “recipiente”. Hablaba acuciada por la poca vida que quedaba en ese hombre, atropellando sus palabras nerviosa, dando saltos y haciendo aspavientos con muy poca esperanza de poder terminar el relato.

Debía irse sabiendo algo más: era muy poco lo que pudo ver, sólo un fragmento imperceptible en una línea al margen de las Crónicas. Ni un suspiro. Melniboné fue una pequeña cicatriz en la historia de los Reinos Jóvenes y los Reinos Jóvenes eran una gota en el verdadero Mundo. Cuando los Señores de la Isla del Dragón rigieron sus destinos pudieron cambiar un millón de vidas pero irremediablemente, fue un dominio efímero. Ahora que aquél viajero pesaroso había desaparecido de su vida tenía la sensación de que quizás no había perdido tanto. Comprendía sus razones pero no sus actos.

La barbarie desatada del albino no encontraba acomodo en sus sueños y no le permitía descansar. Una últimas palabras sobre una perla que no existía más allá de un sueño y la vida del guerrero se consumió por completo. El sueño de alguien que no esperaba nada y lo tuvo todo fue su regalo. Fantasías nada más para un hombre que no lo merecía. Como Elric, de quién empezaba a dudar de su fatalidad pues labraba su futuro a golpe de espada, reflexionando sobre aquello sobre lo que no cabía justificación.