domingo, 16 de diciembre de 2007

Breve encuentro en la entrada de personal habilitado.


Vengo de nueva y sigo la corriente. No suelo mirar por la ventana más de lo necesario, pero flaqueo ante los impertinentes. Te veo, te llamo y digo hola con una sonrisa que es sincera como el frío. Un instante que sabe más que las cien palabras que no se dicen pero que acusa la necesidad de respiración asistida. De lo contrario, perece muy poco a poco. Puedes decirme que quedemos o puedes decirme que me quede contigo. La mordedura de la duda me escuece tanto... Ya lo sabes, chaval. La mordedura es reciente cada noche. Cuando tú piensas en mi, yo me defiendo como una gata acorralada. Pocas armas y menos voluntad.

Un encuentro de verdad es el que relata Fito entre él y Cecilia. Salgo entre la gente a saludar. Un encuentro cierto es cuando Cameron Diaz es una aparecida entre el tumulto y el gentío. Explosiones en la oscuridad y trampas para jugarte la vida. Apriétame bien las muñecas. Enciérrame y deja que se acabe el aire. Soy una escapista de campeonato. Me lanzo por la ventana buscando la eternidad y algo de abrigo y siempre encuentro muy poco. Un imperdible brillante abre el punto y desgarra la materia en su estado más elemental. Un flashback con intenciones para los chicos olvidados de los video-clips. Me cortas por dentro como cuando me haces mirar como una perdida. Como cuando se enternecen mis ojos y entras con una intención tan clara. Como cuando deseo que tus manos envuelvan las mías o acabo precipitándome. Lo demás, es otra cosa. Te lo digo yo, que te he llamado por tu nombre para que no pasaras tan de largo. Quieto te quedas y rompo tu agenda en dos. No es un corazón pero me vale.

Esa mañana, llevaba mucha magia en las yemas de mis dedos. Y más en mi gesto amable. Tenia o tengo novio pero había una guerra por delante. Aquí es donde comenzó todo una vez más: las llamadas, la furia de nuestras ganas, la timidez compartida, las cosas que ves en mi. He estado muy pero que muy impaciente por salir de aquí. Este es también mi propio infierno. Esta es la puerta y esos los hechos que me condicionan y me impiden coger lo mejor de ti. Aquella es mi entrada para personal habilitado. Me dicen que lo merezco y ya está. Qué gente tan cabrona. He sido abatida tantas veces que mi control de daños carece de medida y de utilidad. Pero tú me ayudas. Eres de esos chicos que no piensan que yo soy una de esas chicas. Soy de las tuyas. Encantadora, ya lo mires de este lado o lo mires del otro. “Bueno, nos vemos, o no llego. ¿Me llamarás? Ya sabes que estoy siempre aquí”. Sin doble fondo. Ha sido una desaparición nunca vista hasta ahora. Sácame del baúl del atrezzo, coge mi mano y llévame al escenario contigo. He de saludar. No al público, sino a ti.

No hay comentarios: