sábado, 1 de agosto de 2009

Perpetuum mobile.


Espero en la fila del cine: unas veinte personas que no sé si han venido a ver aquello que quieren ver, necesitadas de un objeto que las legitime y las transforme en algo más cuando comenten la película. Hay inadmisibles excepciones, tres chavales interaccionando entre ellos con bromas incomprensibles y desprovistos de necesidades difíciles de cubrir en su visita a la sala oscura. No me gusta el título ni me gusta la premisa y tú reaccionas lerdo ante cualquier estímulo externo que no comprendes. Además, la prudencia no está entre tus virtudes aunque bien es verdad, que lo compensas bien con tu pose relajada y tu sensibilidad con miras al hermoso patio de la vida que te enseñaron.

No tarde mucho en llegar hasta aquí, en llegar a tener lo que aparentemente me podía faltar o podía haber perdido en mi desafortunado periplo con mi previo intento de ganar una medallita brillante. Soy de aquellas que no podría sobrevivir en el monte comiendo hierva, ni siquiera capaz de orientarme por el sol de mediodía, ni dormir al raso. “Te alcanzarán las alimañas igualmente”. Me lo debieron de decir, que lo hubiera escuchado. Sí... falsa si lo requiero. Tengo mi trofeo y me da igual. Eres cuanto he buscado y quería en este páramo tan ingrato con los corredores del fondo. Y la paciencia no está entre mis virtudes, a pesar de todo. Me has elevado a la verdadera sociedad, a ese hermoso pedazo del patio de la vida que me enseñaron. Me has devuelto el orgullo y me has llevado de viaje, a conciertos, a buenas mesas que frecuentar. Me has proporcionado indelebles momentos de humor, pasión y talla humana. Casémonos.

Sí. Estoy aquí y es genial. Me siento Michel Pfeiffer en Conexión Tequila. Nunca he logrado retener la trama pero es fantástico tener a Kurt Rusell y a Mel Gibson bebiendo vino de crianza mientras aspiran con ánimo lascivo mi media melena lisa. Es fantástico, con toda esa gente saliendo y entrando del restaurante y con todos esos dispositivos de vigilancia. Raúl Julia me hace creer que la policía mejicana es la mejor del mundo y sin embargo, no soy capaz de sentirte más allá. La teoría del movimiento perpetuo es una buena cosa para una pareja como la nuestra. Cuando se apagan las luces comienza la película que me merezco.

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